martes, 11 de marzo de 2014

Crítica: 'Appetite For Destruction' (1987), Guns N'Roses

Atopeconlacope

Hablar de Guns N' Roses y en concreto de su álbum 'Appetite For Destruction' es para mí como hablar de esa primera fantasía sexual que tenías en tus años mozos de exploración corporal, se te pone dura de solo pensarlo. Y es que no hablamos de un disco cualquiera, en esta nueva entrada nos sumergiremos en el mejor disco de la historia musical.


Geffen Records no debió publicar en 2004 esa mierda de recopilatorio lleno de versiones, muy buenos temas por supuesto, pero versiones al fin y al cabo. La banda más peligrosa que ha parido el Rock 'n' Roll ya lanzó su "Greatest Hits" en 1987, porque estamos ante un disco perfecto, doce canciones de una calidad acojonante que a día de hoy siguen sonando amenazantes, frescas y directas. Por este álbum empecé a tocar la guitarra, formé mi primera y única banda seria, llegó mi primer tatuaje y la primera camiseta negra con logo (de esas que en verano daban más calor que el cuñado de turno)... es una puta locura como transformó mi vida.

Vendrán muchos diciendo que exagero, otros aprovecharan su cercanía a los cincuenta para dárselas de entendidos musicales, pero tengo doce motivos para hacer oídos sordos y el primero es "Welcome To The Jungle". Hay que tenerlos muy bien puestos para empezar tu debut en una industria tan jodida como es la musical con una canción así, es toda una declaración de intenciones, dejando claro que lo que van a escuchar no es a otra banda de Sunset Strip aderezada con laca y maquillaje. Suena un rock salvaje, un tema complejo lleno de cambios que vomita todo los sentimientos de Axl Rose sobre Los Ángeles, mientras Slash adorna y droga con ese toque blues tan característico.


Nada más terminar, Duff McKagan deja claro que una de las influencias importantes del disco es el punk setentero, suena "It's So Easy" y su genial intro de bajo viene acompañada de muy mala leche. Aquí la voz se mueve por tonos más graves, pero cuando tiene que subir, lo hace ¡y de qué manera! Tenían mucho que decir, así que olvídate de respiros, "Nightrain" revienta los altavoces. El nombre de la canción lo cogieron prestado de una marca de vino guarro que compraban para emborracharse, años más tarde el dueño los denunció y sacó tajada de la fama, todos contentos. Aquí el brillante y elegante Izzy Stradlin se marca el primer solo, seguido inmediatamente por el de Slash, de los mejores temas de Guns N' Roses de lejos.

"Out Ta Get Me" es el cuarto corte, no quiero repetirme, pero es que estos cabrones no dan ni un jodido respiro. Un riff muy pegadizo, acompañado de una guitarra dejando detalles a lo largo de casi todo el tema y haciendo un buen uso de los cambios en la segunda parte de la canción. Tras cuatro inyecciones de adrenalina viene "Mr. Browstone", la más juguetona del disco. Axl demuestra que tiene registros para dar y regalar, las guitarras y el bajo se divierten entre ritmos de rock clásico, pero el que se sale aquí demostrando que son cinco tíos sin distinción es Steven Adler. La cantidad de recursos que tiene el hijo de puta es increíble y esa pegada es criminal, está claro que aquello funcionó porque tenía que funcionar.


Ni te das cuenta y ya estás en el ecuador del disco. Ponte en pie y retira todos los objetos de cristal que tengas alrededor, llega "Paradise City". ¿¡Pero qué coño!? Es un jodido himno, un regalo a la música, si quieres cerrar un puto concierto en condiciones ciérralo con este tema, tendrás que emplear el dinero que ganes en arreglar el bar, pero merecerá la pena. Y de repente quieren que creas que se tranquilizan, suena un arpegio que es una delicia, pero un amenazante golpe de caja te quita todas las tonterías. Es otro nivel, otra liga, otro deporte… Axl Rose en estado de locura grita "Your daddy works in porno" y se desata el salvajismo con "My Michelle". "Think About You" le sigue, jugando con un tono más rockero a la vieja usanza y con unos detalles que luego se verían reflejados en el discazo Dr. Feelgood (1989), el mejor trabajo de Mötley Crüe sin duda.

Llegados a este punto muchos se preguntan que puede ofrecer ya una banda, sobre todo después de lo escuchado, pues olvídate porque aquí rompen con esa gilipollez del relleno. Sobran las palabras, "Sweet Child O'Mine", me da vergüenza hasta manchar algo así. Probablemente el riff más famoso de la historia junto al de "Smoke On The Water" de Deep Purple o "Highway To Hell" de AC/DC. Slash odiaba esta canción, pero fue la que definitivamente los catapultó al reinado del mundo. Axl Rose canta una dulce melodía, mientras el tema va subiendo en intensidad, Slash le acompaña en estado de gracia coronándose con un solo ya legendario. ¡Un jodido clásico del Rock 'nRoll! Resaltar ese sonido tan característico que consigue Slash en este álbum, que parece estar constantemente tonteando con el pedal wah-wah de una forma sutil, sin llegar a saturar en ningún momento.


Para terminar el disco eligen su vena más macarra, en "You're Crazy" se vuelven gamberros como perros callejeros, junto a "It's So Easy" la canción más punk y patea culos del disco. En su día se la dedicaron a Tommy Hilfiger en versión acústica. La penúltima es "Anything Goes", juguetona como una tetona, están todos brutales. Aquí Slash hace un uso magistral del Talk Box e Izzy está inspiradísimo con sus arreglos.

Y para cerrar esta obra maestra nos dejan un tema que parece salido de otro disco, sin contar "Paradise City" es el tema más largo del Appetite For Destruction, "Rocket Queen". La introducción te hace presagiar lo mejor, Izzy y Slash entrelazan como si de Stones se trataran, Duff marca el ritmo y Adler empaca toda la movida. Sólo falta Axl y sus melodías descomunales. A mitad de canción Slash tontea con el slide mientras su cantante se tira a Adriana Smith, la ex de Steven Adler, quedando sus gemidos grabados para la posteridad. No podía ser de otra forma… Seguidamente deciden cambiar radicalmente y nos regalan un final de rubrica, los acordes suenan atronadores y cuando termina te quedas con la sensación de haber escuchado algo irrepetible. Sin duda, te han follado durante casi una hora.


No hace falta que vengan a decirme que en las décadas anteriores se hizo muy buena música, lo sé, pero lo que hicieron estos cinco cabronazos a finales de los ochenta superó todo lo conseguido atrás y aún perdura hasta nuestros días. Fueron la última gran banda de rock, después de ellos todo cambió y muchas bandas lo intentaron sin conseguirlo, ya sea por falta de calidad o sobre todo, de oportunidades. Aunque seamos positivos y disfrutemos de la joya que nos dejaron. ¡¡Zarzuela de Marisco!!