Seguramente a estas alturas son muchas las críticas positivas que habréis leído sobre 'Gravity', señal de que la respuesta de todos los críticos y la mayoría del público hacia la película está siendo unánime, es de lo mejor del año y personalmente tiro más hacia arriba incluso, de la década.
Aunque ya sabía como se las gastaba Alfonso Cuarón con los planos secuencias, lo que hace en el
comienzo de la película no es normal. Como pistoletazo de salida el mexicano te
deja clavado con más de quince minutos sin un solo corte, tuve que mirar el
reloj un par de veces porque no daba crédito. Ni que decir que no solo es espectacular la escena por su duración, si
no por todo lo que pasa.
Una de las cosas que más me ha gustado y que ayuda a
sumergirte, es que a lo largo de la película presenciamos pocos cortes entre
planos, la cámara va flotando y tú con ella a lo largo y ancho del espacio consiguiendo
que la escenas fluyan, no había tenido el placer de verlo tan acentuado en
ninguna película y es una auténtica delicia. A partir de ahora me va a costar ver a directores que les encantan
meter veinte planos por minuto.
Por ocho pavos, 'Gravity' —junto a la alucinógena '2001: Una Odisea del Espacio'— es lo más parecido a estar en el espacio, al menos en
comparación con otras películas de misma temática. El 3D por fin da sus frutos,
en 'El Vidorrio de Pi', Ang Lee ya le sacaba provecho pero es
Cuarón el que convierte a esta
tecnología como algo funcional para el cine e imprescindible para su película.
La utilización en
numerosas escenas de la cámara en primera persona junto al 3D no hace más que
potenciar la sensación de formar parte de la película. Cuarón aprovecha
magistralmente esta vista, que es la más inmersiva en el mundo del cine con
diferencia y parece que últimamente nadie la sabe aprovechar. A esta mezcla hay que
añadirle un nivel técnico perfecto que te deja anonadado.
La película alcanza los mayores niveles de tensión y
angustia que he experimentado en una sala de cine, y no solo los alcanza, si
no que los mantiene durante todo el metraje. También tiene tiempo para jugar con el simbolismo e introducir hábiles cambios de ritmo con partes
más lenta dentro del abrumador viaje encajando todo como anillo al dedo. Pasas
de estar anestesiado ante la inmensidad del universo, a vivir escenas de acción
vertiginosas enlazadas con un ritmo arrollador.
Sandra Bullock
con su genial actuación me ha cerrado la boca a cal y canto ya que siempre me
ha parecido una actriz mediocre, eso sí, no veo las cotas de perfección que ven
muchos (en la escena de los aullidos no sabia si reír o llorar, aunque sea más
bien cosa del doblaje).
A la actriz americana la hemos tenido hasta en la sopa, es
normal ya que hace el mejor papel de su carrera con diferencia, pero yo quiero
resaltar a George Clooney. Aparte de
vender cápsulas de café, el americano deja aquí patente todo su talento
mostrando un carisma desbordante sin ver más que su "cabecita" dentro del casco
de astronauta. Sin duda llego a empatizar
mucho antes con él que con Bullock. Y es que el galán de Clooney es
como una cerveza bien fría en pleno verano, aporta frescura en los momentos precisos de la película.
Lo poco reprochable son algunas casualidades clásicas ya
dentro del cine como que millones de partículas vayan a toda velocidad directas hacia nuestros protagonistas y ni siquiera los roce y un par de
momentos "made in Hollywood" que te los ves venir de lejos. Nada alarmante.
Hasta el último segundo aparecen dificultades, cuando parece
que la historia está finiquitada, la angustia hace un último acto de presencia dejándote
ya con las tripas a punto de salirte por la boca.
Salí del cine con la sensación en el cuerpo de haber visto
algo único. 'Gravity' es la mejor
película del año hasta ahora y veo difícil que alguien le pueda hacer sombra en
lo que resta. La dirección de Alfonso
Cuarón es hipnotizante, alcanzando la perfección. Inspirará a futuros
directores. "Obra Maestra".



